A poco que intentemos dilucidar parte del cuerpo comunicativo al que nos enfrentamos, abriéndonos paso entre el intenso y constante halo inmenso reaccionario acusador defensivo, nos damos cuenta de la quiebra en el proceso propio del acto de la comunicación. Un mensaje limpio y contundente se ve rechazado por el receptor y reducido inmediatamente a una traducción polarizada clásica, simplista y de confrontación. Nos parece que no hablamos el mismo lenguaje, que no entendemos la realidad en los mismos términos. Manipular el lenguaje para que la realidad parezca otra, las calles parecen otras llenas de policía, otras con nombres fascistas, otras invisibilizando la miseria, otras transformando asilo en amenaza, desahucio en procedimiento, otras representando lo rancio y bárbaro, la falsa fiesta, la miseria del lujo…
La convivencia de diferentes vectores o niveles comunicativos, entendidos a su vez como distintos niveles de comprensión lingüística, hacen posibles la materializacion física de distintos cuerpos o masas sociales que intentan imponer su mensaje generando un gran conflicto comunicativo en definitiva a tratar de manera metalingüística.
En ese entramado vital metalingüístico accedemos, a pié de calle, a una suerte de secantes comunicativas con capacidad de incidencia en el real, esto resulta de la limitación espacio temporal en la que nos encontramos e incide en el resto de planos comunicativos debido a la fricción constante de los diferentes vectores o niveles lingüísticos. La comunicación hace y deshace planteamientos obtusos e incide en la comprensión y asunción de nuevos paradigmas que modifican el conjunto de los anteriores. La potencia de las redes sociales nos abre el prisma a una fuente comunicativa infinitamente más potente que la imprenta de Gutenberg. Ya no sólo replicamos y difundimos noticias escritas por un pensamiento concreto sino que generamos una masa de pensamiento crítico que filtra, traduce, amplia y comparte nuevamente el mensaje inicial con nuevos matices determinantes. Implementamos, naturalmente, como resultado relacional, una suerte de redes en red con comunicación continua, objetiva y veraz. Este es el fin del periodismo de manipulación que sustenta el entramado corporativo y mantiene una reacción virulenta contra quienes discrepan con su poder o presentan nuevas fuentes o enfoques de la info. De ahí al real sólo un paso, es ese «a pié de calle», que vamos a tener que ir asumiendo de manera activa. En el ejemplo sobre política está el dicho común de que para convencer tienes que hablar con tod@s y aquí la paradoja, comunicar no es sólo transmitir, también es comprender el código del interlocutor para incidir en él de la mejor manera posible, mucho de este gran paso estriba en entender el nuevo marco comunicativo a modo de infinitas posibilidades con mayor o menor calado en términos de corto, medio o largo plazo sin segmentaciones y con la mirada puesta en el código del receptor con quien establecemos el feedback.
En el nuevo discurso irrumpen ideas nuevas, revolucionarias, contrarias al mensaje uniformista, tendencioso y embaucador, la realidad, aparentemente contradictoria o de confrontación, no es más que la fricción comunicativa necesaria para superar un paradigma ancestral colapsado por inoperante y corrupto.
Desde esta perspectiva asistimos a nuevas fórmulas de encuentros de afines y contrarios, en las que la horizontalidad comunicativa crítica y constructiva, gana cuerpo sobre otros tipos de comunicación eufemísticos, destructivos o verticales. De este modo los mensajes lanzados con intereses indignos son filtrados y reelaborados por el común a fin de dar una lectura apropiada a la noticia o suceso en cuestión.
Esta novedad en los procesos comunicativos, conforma una nueva capacidad de incidencia en la realidad de manera transversal, introduciendo modificaciones en la evolución de las capacidades sociales de análisis y comprensión lingüística. De este modo dificultamos la manipulación a través del proceso de comunicación, evitando la imposición de líneas de pensamiento perjudiciales asumidos como uniformes o de interés común, así como nos encargamos de canalizarlos de manera continuada y cooperativa, hacia un enfoque de info objetiva, veraz y centrada en el interés de toda la ciudadanía y su proceso de recuperación de su soberanía individual y empoderamiento, con especial atención a la recuperación de sus instituciones públicas.
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